sábado, 13 de octubre de 2007

TIEMPO

Está claro que el tiempo daría, por si mismo, para llenar más de un blog. El concepto de tiempo se podría abordar desde un punto de vista filosófico, científico, cultural-antropológico... Sin embargo, hoy en día el concepto de tiempo parace exclusivo de la forma de vida occidental. Ya no nos preguntamos sobre el significado del tiempo, lo único importante es la ausencia del mismo (algo que directamente define nuestra pseudocultura).

A mí me ha llamado la atención la utilización del tiempo como mecanismo de poder. Los enganchados al móvil ya no prestan atención a un instrumento que nos hace todavía más esclavos: EL RELOJ. Algo que empezó, me imagino, como un instrumento de medida (igual que la moneda) para marcar nuestra evolución, ha resultado ser una característica más que nos separa, un argumento añadido para la xenofobia y el miedo a la diferencia.

Lo importante del tiempo es la escala. Si te preocupan las ocho horas de tu jornada laboral, o los dos días del fin de semana, o el mes de vacaciones, o los años que llevas vividos o los que crees que te quedan... sólo contribuyes a aumentar el poder del tiempo, sólo contribuyes a la diferencia, al odio, en definitiva, a la guerra y a la destrucción. ¿Crees que exagero?

Cuando a finales de nuestro siglo pasado, los supersticiosos esperaban alguna hecatombe, los tarados se suicidaban en grupo y las consultorías de informática tenían una excusa más para facturar horas por un supuesto caos técnico que había de llegar, en otras partes del mundo (del mismo mundo), no sentían nada de ésto. Si eso no es poder...

Nos gusta tanto nuestro ombligo, nos han asustado tanto con lo de más allá de nuestras fronteras, que se nos "olvida" que, además de nuestro calendario (la agenda oficial impuesta), hoy en día siguen su propia rueda el calendario chino, el hebreo, el hindú, el musulmán y el persa. No hay que ser Sherlock para intuir que la religión (o la ausencia de ella), tiene mucho que ver en esto (aunque trataremos de eso más adelante).

Si por ahora creéis que el tiempo y la forma de imponérnoslo (calendario), no son instrumentos de poder, podríamos hablar de intentos fallidos de establecimientos de calendario: el republicano francés, el revolucionario soviético,...

Si los calendarios de hoy en día tienen todos una base religiosa y/o política, los calendarios "muertos", los de civilizaciones antiguas, eran mucho más "puros". Las diferentes civilizaciones antiguas buscaron respuestas a la organización del tiempo según su entorno más cercano. De la multitud de civilizaciones me quedo con dos: el calendario egipcio y los calendarios mesoamericanos. Los egicpios ajustaron su calendario a las idas y venidas del Nilo (de las que aprendieron para prosperar como pueblo). Y lo más impactante: ambas culturas centraron el calendario en la observación estelar, en la astronomía.
Si todavía no he conseguido interesaros: hay dos tipos de visiones antiguas del concepto de la medida del tiempo: la lineal y la cíclica. La mayoría de las religiones nos venden una versión lineal: algo que por definición tiene un inicio y un final. A lo largo de la historia ese "final" futuro ha resultado muy útil a los diferentes presentes. Sin irnos muy lejos de nuestra perspectiva, las teorías del milenarismo ("el milenarismo va a sheeeggaaaaar!"), que el Sr. Arrabal con su etílica sabiduría nos comunicaba a todos:

La visión cíclica, una vez más algo que nos han hecho olvidar de nuestros antiguos, es mucho más interesante y desinteresada: la observación del comos, del movimiento de los astros, de los ciclos lunares... todo indica que la naturaleza del universo mismo es un inmenso ciclo armónico al que hemos dejado de atender. Insitiré en este ultimo punto, en otra ocasión. Mientras tanto: ¿quién discute el efecto de la luna? ¿qué fuerzas empujan a las grandes migraciones animales? ¿cuántos factores externos estamos introduciendo en la superecuación cósmica, hasta romper su sintonía?